Lectura y revisión rigurosa de erratas tipográficas, gramática y ortografía. Los correctores automáticos de los procesadores de textos son eficaces para trabajos de menor entidad. Para publicar un texto, los ojos de un filólogo son imprescindibles. El objetivo es la unificación tipográfica de secciones, epígrafes, cuerpo y tipos de letra, negritas, cursivas…, así como la corrección de tildes, repeticiones de letras o palabras, dobles espacios, puntuación, etc.